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Mi niño es bichozno de Carlos Manuel de Céspedes

  • Fecha de publicación: 6 Agosto 2020
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 Elena de Las Mercedes y su pequeño Amauris Manuel Foto: del autor
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Granma

Holguín.–Como toda criatura con pocos días de nacida, Amauris Manuel transmite paz mientras duerme. Lo protege un halo de esperanza cierta, cree Elena de Las Mercedes de Moya Acosta, la joven madre. Para ella, Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria, de quien el niño es descendiente, lo miraría con cariño.

Sabe, por lecturas y relatos orales, que aquel hombre que dio la libertad a sus esclavos al levantarse en armas contra España; que no aceptó canjear al hijo, soldado mambí, por un general enemigo; que solo, con un revólver, enfrentó a sus victimarios en San Lorenzo, en las estribaciones de la Sierra Maestra; era una explosión de ternura.

«Mi niño es bichozno de Carlos Manuel de Céspedes y yo la chozna», asevera al salir de la sala donde acaba de lactar a su pequeño. Está cansada y aún así relata que su padre es Luciano Moya Dorofeichuk, tataranieto del bayamés que se convirtió en toda Cuba.

«Pero apenas hablo de esas cosas, porque me ven joven (tiene 25 años) y la gente lo pone en duda. Por otra parte, no llevo su apellido. Ante eso he decidido llevarlo dentro, como algo muy mío.

«Sin embargo, estoy muy orgullosa de ser parte de esa familia. Crecí escuchando y hablando de él. Tuvo un gesto grande al liberar a sus esclavos antes de comenzar la lucha contra España. Por eso digo que nos hizo a todos del mismo color. Eso se llama igualdad.

«No soy una estudiosa de su obra patriótica y creo que hay muchas cosas que debo conocer, pero he seguido parte de sus huellas. Estuve en el Museo Casa Natal de Céspedes, en Bayamo. También visité tres veces su tumba, en Santiago de Cuba. En esos momentos me he emocionado mucho», confiesa.

Retoma la conversación sobre el niño. Habla con una dulzura que conmueve. Al ponerlo en la cunita, comenta, lo vio larguirucho y vivaracho. «Fíjese si es fuerte, que intenta levantar la cabeza», recalca. Cuando la remitieron, a punto de parir, desde la ciudad de Mayarí, donde reside, a la sala de maternidad del Hospital Provincial Vladimir Lenin, en la capital provincial, su única preocupación era que el niño naciera sin dificultades.

Así ocurrió, aunque a las pocas horas tuvo una complicación y enseguida lo enviaron a la sala de Cuidados Intensivos de Neonatología. Cada paso de esa vida que acaba de brotar, confirma, se siguió entonces con extrema delicadeza.

Es el momento en que agradece al equipo médico que los atendió durante el parto y los días posteriores.

Alba Lidia Acosta Aguilera, madre de Elena de Las Mercedes, es una abuela oronda. A todos comenta que va a cubrir de arrullos al pequeño. A todos dice que es bichozno de Carlos Manuel de Céspedes.

«Siento un orgullo inmenso cuando lo afirmo. Siempre me he esmerado en confirmar que mi hija es descendiente del patriota. Le digo que no se cierre, que cuente detalles sobre los lazos que la unen a él. Lo llevamos en el corazón porque es familia y gran hombre.

«De las relaciones íntimas entre Carlos Manuel y Candelaria Acosta, Cambula, la mujer que confeccionó la bandera del alzamiento, nacieron dos hijos: Carmita de Céspedes y Manuel Acosta, quien a su vez tuvo cuatro vástagos: Candelaria Acosta, Francisca, Mercedes y Carlos Manuel Cruz.

«Mercedes Cruz a su vez contrajo matrimonio con Antonio Durofeichuk y de esa unión nacieron Orlando, Oscar y Olga Durofeichuk. Esta última, biznieta de Carlos Manuel de Céspedes, concibió a Olga y Luciano de Moya. Con él me casé y nació Elenita, la madre del bichozno Amauris Manuel», detalló.

Las huellas de esta historia, entre otros materiales, también se pueden encontrar en el periódico Sierra Maestra, en la edición del 11 de octubre de 2003, y en la revista Santiago, de la Universidad de Oriente, en la edición junio-septiembre de 1974.

Quise preguntar a Elena de Las Mercedes si las respuestas que ofrece sobre Céspedes, las cuales hay que obtener tras mucha insistencia, tienen que ver  con la historia que vincula a sus descendientes con la relación extramatrimonial del Padre de la Patria y Cambula. Pero no hubo tiempo. Apurada, marchó a la sala de maternidad en busca de un necesario descanso.

La muchacha no debe avergonzarse de aquella historia. Carlos Manuel de Céspedes no merece que se le arroje lodo. Solo supo él la enorme congoja que lo acompañó hasta su último suspiro por no reconocer a todos sus hijos, como afirman algunos historiadores.

En la guerra se vive en constante tensión. Así se ama con más fuerza, aunque sea a hurtadillas en los breves instantes de reposo, mientras no se piensa en las emboscadas de la muerte.

De un autor desconocido que, a juzgar por la época en que fueron escritos, estuvo entre las fuerzas internacionalistas cubanas en Angola, son estos versos apresurados que la joven madre puede tomar:

Entre el Fuego y el Plomo,/Desafiando mezquindades/Nos amamos/Custodia la simiente que llevas en el vientre./Tal vez, cuando brote,  yo no esté,/Tal vez, sea yo el recuerdo de un hombre común, no común/No le pidas que sea dócil/Clama, que como tú, y como yo,/Que ofrezca amor a quienes le ganaron la Patria.

De la tabla de parentesco

Hijos

Nietos

Bisnietos

Tataranietos

Trastataranietos o choznos

Pentanietos o bichoznos

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