Adaptación-mitigación frente al cambio climático: lecciones del corto plazo en la Tarea Vida (I Parte)

En el “barrio de los eléctricos”, como lo denominan los pobladores de Santa Rita, el mar parece inamovible, sereno. O eso creen las personas o desean creer porque les resulta difícil apartarse de la vida que conocen cerca de la bahía de Nuevitas, al nordeste camagüeyano.

Durante el huracán Irma vino a ser una alarma: la masa de agua subió tierra adentro varios metros con la fuerza del huracán en septiembre de 2017, fecha histórica para Cuba pues se trataba del primero de categoría 5 en tocar territorio nacional desde 1932.

En dicho barrio la inventiva de la población local colocó después un “muro”, en un intento porque la barrera con vigas de concreto detuviera el ascenso del nivel del mar. Sin embargo, de acuerdo con los expertos, se trata de una llamada solución gris, “protege determinado tiempo pero a la vez erosiona”.

Ante tal realidad, la palabra resiliencia viene a ser el complemento perfecto: la capacidad de adaptación frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos, en este caso, el cambio climático.

Acciones de más o de menos, existe un componente esencial: la formación de recursos humanos más competentes y la educación ambiental, esa implicación de las comunidades con sus entornos más cercanos, entre ellos, los costeros, mayormente vulnerables por las características de insularidad de la mayor de las Antillas.

IMPACTOS ENTRE 2017 Y 2020 EN LA PROVINCIA DE CAMAGÜEY: EL APORTE DE LA CIENCIA

En el año 2017 con la aprobación del Plan de Estado para el enfrentamiento al cambio climático, y sus cuatro etapas: corto plazo (2017-2020), mediano (hasta 2030), largo (hasta 2050) y muy largo (hasta 2100) se fortaleció la dirección en tal sentido, conducida e interconectada desde la estrategia ambiental.

Resulta esta última el “documento implementador de la política ambiental. En ella se ha venido trabajando a lo largo de los años con un grupo de directivas, desde el quehacer de las instituciones, como el Centro Meteorológico Provincial y el de Investigaciones de Medio Ambiente de Camagüey (CIMAC)”, que han aportado resultados científicos; los estudios de peligros y vulnerabilidades en zonas costeras en escenarios del 2050-2100; los de sequía, los hidrometeorológicos, ­agregó en reciente intercambio en Nuevitas, Lisbet Font Vila, subdelegada del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) en Camagüey.

“¿Qué es lo que se puede hacer? Adaptarnos al cambio climático y mitigar su impacto. Desde la perspectiva de país, que no es un alto emisor de gases de efecto invernadero, la concentración está en las adaptaciones”, agregó.

Entre tantos datos concretos destacan algunos. A partir de escenarios obtenidos de una simulación del clima se prevé un ascenso de la temperatura en 1.7 grados Celsius en la ciudad de Camagüey a mediados de siglo, y hay otros modelos que reportan entre 2.7 y hasta 5 a finales de la centuria.

“No podemos disminuir estas temperaturas pero sí conducir medidas en función de manejar este estrés térmico que van a sufrir no solo las personas sino también los animales y las plantas”.

Por su parte, en el caso de la elevación del nivel medio del mar tienen mayores riesgos los municipios costeros, entre ellos destacan Santa Cruz del Sur, Esmeralda y Nuevitas.